domingo, 2 de noviembre de 2014

La carrera más decisiva

Entre voces de hombres, se oye la única voz femenina del lugar. En  una mesa se encuentra Paola Muñoz. El cansancio se le nota en el rostro. A pesar de no entrar en la competencia por una clasificación, la campeona de los Odesur deja ver el agotamiento de los 140 kilómetros recorridos en Curicó. A su lado está Gonzalo Garrido – su pareja – quien también logró el oro en marzo pasado en la justa sudamericana.
Mientras el resto del equipo, “Clos de Pirque –Trek”, prepara sus bicicletas para la nueva jornada de carreras, la joven descansa y ve televisión en la residencial Vichuquén en la que se hospedan. En el ambiente se nota confianza del equipo, la misma que las entidades deportivas no tuvieron con la deportista cuando la primera muestra antidoping dio positiva en los juegos organizados en nuestro país.


POR: JORGE ROJAS CERVELA


Paola Muñoz tiene 28 años y desde los 14 que practica ciclismo. Sus entrenamientos diarios los realiza en el Velódromo de Peñalolén y en rutas a las afueras de Santiago. En total corre más de 150 kilómetros diarios Eso lo combina con trabajo de pesas y una alimentación balanceada. De esa manera se mantiene en la alta competencia, y así también representa a Chile en el extranjero. El oro obtenido en los Odesur, lo disfrutó hasta que el 18 de abril Neven Illic – presidente del Comité Olímpico de Chile (COCH)- le envío un mensaje informándole que los resultados del doping eran negativos. Octopamina era la sustancia que las muestras arrojaron, la cual está dentro del listado de sustancias prohibidas. Tuvieron que pasar más de cinco meses para que la Unión Ciclista Internacional la absolviera. Hoy la joven ciclista se prepara para los Juegos Olímpicos de Rio 2016.

Subiéndose a la bicicleta

A partir de sus primeros años, Paola Andrea Muñoz Grandón participaba en todas las actividades deportivas que podía. Tenis, hándbol, basquetbol e incluso fútbol fueron sólo algunas de las disciplinas que la motivaron en sus inicios. “En el colegio todas las actividades que hacía las relacionaba al deporte. Era parte de todos los campeonatos escolares”, recuerda la oriunda de Ñuñoa.

Pero paralelamente la santiaguina acompañaba a su padre en sus entrenamientos sabatinos en el cerro San Cristóbal. Esa etapa fue esencial para la motivación de la futura deportista. “Mi papá siempre nos incentivó a practicar deporte”, sostiene Paola, quien aún recuerda cómo intentaba mantener el ritmo de su progenitor aquellos sábados por la cuesta del cerro. Sixto Muñoz, su padre, recuerda que “siempre les inculqué el deporte a mis hijos”.

La competitividad no tardaría en llegar y con apenas catorce años, tuvo la posibilidad de luchar por una medalla en los Campeonatos Escolares de ese tiempo. “Una vecina que sabía que yo corría, me invitó a participar en una carrera de mountainbike”, narra la joven deportista. El resultado fue más que positivo para ser la primera experiencia en un torneo, logrando quedarse con el primer lugar. Eso le daría el pase para representar a su colegio en Osorno. Los viajes y los desafíos recién comenzaban.

De ahí en más un sin número de competencias por año llevaron a que Paola Muñoz se formara como una de las grandes ciclistas de proyección del deporte de las bicicletas. Claudio Muñoz, quien trabajó con destacados ciclistas de nuestro país, define el nivel de la campeona sudamericana. “La Paola desde las categorías menores se destacó como una gran deportista, ella está haciendo las cosas bien”.

“En el 2003 viajé al primer panamericano, en el que obtuve cuatro medallas pese a que era un año menor que la categoría que se estaba corriendo”, dice la santiaguina. Los años venideros no serían muy diferentes. Viajes, arduos entrenamientos y sacrificio dieron resultados en la deportista que más tarde obtendría el cuarto lugar en el mundial realizado en Rusia. El camino se veía auspicioso.

Corriendo contra todos

Once de la mañana y dos minutos del 16 de marzo del 2014. Paola Muñoz levanta su brazo derecho y grita desaforadamente a las afueras del Palacio Presidencial. Todo el país celebra la vigésima medalla obtenida en los Juegos Sudamericanos para Chile. El esfuerzo de años se concreta en ese instante. Es campeona del ciclismo en ruta de los Odesur. “Estaba feliz porque era nuestro mega evento en el que no lo podíamos hacer mal, nos habíamos preparado un año y medio pensando en esa competencia”, recuerda la campeona.

Casi un mes después, el 18 de abril, el presidente del COCH recibe la notificación de que el control antidoping era positivo. La campeona del ciclismo en ruta estaba en el ojo del huracán por tener octopamina ( sustancia presente en alimentos como naranja o mermelada)en su sangre, lo que derivaría en una grave sanción. “Con ese tipo de situaciones no sólo se destruye la imagen de cualquier deportista, sino que también su moral”, dice Claudio. Con ese informe se daba inicio a un periodo que duraría casi cinco meses, y que estaría lleno de incertidumbre por parte del medio deportivo. Pero Paola y su pareja ­– Gonzalo- sabían que habían hecho las cosas bien y miraban con extrañeza los resultados obtenidos de la muestras, ya que ambos entrenaron y mantuvieron la misma rutina antes y durante la competencia.

El presidente del COCH y su familia fueron los únicos que apoyaron a ojos cerrados a la deportista. Todas las instituciones deportivas le dieron la espalda. Ellos tuvieron que costear de su bolsillo los trámites y la evaluación de la muestra. Fue recriminada gratuitamente por medios de comunicación e incluso por gente ligada al deporte de alto rendimiento. “Leonardo Diana, metodólogo del CAR, se acerca a mí y me dice que si salía positiva la contra muestra no volvería a entrar allí”. Al final la mujer tuvo que apelar frente a los máximos organismos correspondientes para poder continuar su carrera. La UCI (Unión Ciclista Internacional) se promulgó frente al caso y absolvió a la chilena.
Hoy vuelve a lucir con orgullo la casaquilla chilena y a entrar al Centro de Alto Rendimiento (CAR).